Constantino Suárez comenzó su carrera profesional en el año 1920, y complementó la actividad en su estudio fotográfico con una notable labor como corresponsal de prensa. Así, desde la década de 1920 retratos de estudio junto a todo tipo de imágenes de la vida cotidiana de Gijón quedan recogidos en sus negativos, generando una excepcional crónica gráfica.
Durante la guerra civil su profesión lo convierte en testigo de excepción de la realidad de la Asturias republicana. Desde el frente hasta la retaguardia Suárez capta con su cámara imágenes sorprendentes, y con un nivel de calidad comparable a otros grandes fotógrafos de guerra contemporáneos.
Tras la contienda su labor como fotoperiodista, y el hecho de haber sido socio del Ateneo Obrero de Gijón, se convierten en cargos suficientes para inhabilitarle profesionalmente. Se le retira su carné de fotógrafo y se le encarcela en la prisión de El Coto, en varias ocasiones, entre los años 1937 y 1957.
Constantino Suárez consigue esconder su archivo fotográfico de forma eficaz durante todos esos años de zozobra. Para sobrevivir trabaja como fotógrafo de calle, de manera clandestina y en permanente riesgo de ser descubierto y detenido. Se jubila en el año 1969 -tras medio siglo de actividad profesional- con una mísera pensión derivada de su inhabilitación.

Tras fallecer, en el año 1983, su colección fotográfica pasó a manos de un anticuario quien la mantuvo en su poder hasta que en el año 1992 el Ayuntamiento de Gijón acordó su adquisición. Se entendía que en aquellas 8.996 imágenes estaba una parte fundamental de la historia de Gijón y de Asturias.
En el año 2002 el Ayuntamiento de Gijón organizó la primera exposición monográfica sobre la obra que Suárez realizó entre 1920 y 1937, y el día 1 de febrero de 2011 se aprobó dar el nombre de “Jardines del Fotógrafo Constantino Suárez” a una zona verde de El Coto, cerca de la antigua Cárcel del Distrito. En el acto de inauguración de esos jardines, el 9 de junio de 2011, la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Asturianos le restituyó, simbólicamente, el carné profesional que le fuera retirado setenta y cuatro años antes, nombrándolo a título póstumo Socio de Honor.
http://www.ateneo-obrero.org/
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